El membrillo

Publicado por Alejandra escrigas en

Recién estrenada la primavera, inevitablemente mis paseos se ralentizan. Esta mañana me he quedado admirando la majestuosa flor de membrillo. 

Con delicadeza y gracia, sus flores comienzan a desplegarse poco a poco, pétalos rosados casi blancos que desprenden una suave fragancia, es la esencia misma de la primavera.

Con razón, en jardinería, la flor del membrillo se ha convertido en una musa inspiradora, una metáfora de la vida: efímera y hermosa, pero llena de promesas y posibilidades.

Sus ramas espinosas y su follaje verde aterciopelado proporcionan un contraste exquisito con la suavidad de sus flores, creando un espectáculo visual que cautiva los sentidos.

Pero no sólo es apreciada por su belleza, lo cierto es que esconde gran versatilidad. Sus flores atraen a las abejas y mariposas, convirtiendo al jardín en un oasis de vida y movimiento. Y cuando llega el otoño, sus frutos dorados añaden un toque de color y sabor, recordando a todos los que lo contemplan la generosidad de la naturaleza.

 

 

 

 

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