El té es una bebida milenaria que se originó en China, y su descubrimiento se pierde en la antigüedad. La leyenda más conocida sobre el descubrimiento del té involucra al emperador chino Shen Nong, quien vivió alrededor del año 2737 a.C. Según la leyenda, el emperador estaba hirviendo agua bajo un árbol de té cuando algunas hojas cayeron accidentalmente en el agua caliente. Después de probar la infusión resultante, descubrió el agradable sabor y las propiedades estimulantes del té. Sin embargo, es importante señalar que esta historia es más una leyenda que un hecho histórico comprobado.
El té se cultivó y se propagó a lo largo de los siglos en China, y eventualmente se extendió a otros países de Asia, como Japón y Corea. A través de las rutas comerciales de la antigüedad, el té se introdujo en otras partes del mundo, como el Medio Oriente, y más tarde, llegó a Europa y América.
El té se ha convertido en una de las bebidas más consumidas en el mundo, con una gran variedad de tipos y sabores, desde el té negro y el té verde hasta el té de hierbas y el té de frutas. Además de ser una bebida popular, el té también ha sido objeto de estudios científicos que han revelado sus posibles beneficios para la salud, debido a sus antioxidantes y otros compuestos bioactivos.
